Querido diario;
Es verdad que siempre te cuento cosas agradables y
divertidas de mi día a día en Nueva York. Pero debes saber que los buenos
amigos están para lo bueno y para lo malo así que hoy te toca escucharme.
Y es que como gran urbe que es, Nueva York tiene también su
lado menos agradable. Aquí vive mucha gente y es imposible que todo el mundo
sea encantador. De todas formas creo que
voy a dejar los modales para otro momento y te voy a hablar sinceramente. Hay
cosas que no lograré entender nunca jamás. Y la mentalidad americana tiene
cosas que no solo no comparto sino que repudio totalmente. Una de esas cosas es
el uso de las armas. Es cierto que no todo el mundo está a favor pero si mucha
gente y aunque en Nueva York este tema está más regulado no deja de ser
peligroso.
Sinceramente querido diario, nunca pensé decir esto pero
tengo miedo de la policía. Sí, como lo oyes. Aquí la policía en vez de
transmitirme seguridad me da pavor.
Hace unas semanas, a 5 minutos de
mi casa, un joven se dedicó a pasear por Times Square cuchillo en mano. Dicen
que siempre estaba fumando marihuana y que vivía en la calle, de la caridad de
la gente. La verdad es que el hecho es desconcertante, yo me hubiera ido
corriendo si veo algo así. Pero ahora viene lo fuerte. La policía fue tras él y
le insistió en que soltara el cuchillo. El joven parecía estar vacilándoles y
se negaba a soltarlo mientras continuaba andando por Times Square y Broadway. A
la vista de que no quería soltarlo y les estaba vacilando; y dado el grave
peligro que entrañaba la situación, los 8 agentes que le seguían de cerca
decidieron dispararle para evitar males mayores. Consecuencia: 15 tiros y el
hombre por supuesto muerto. Fuera peligro, fuera “yonki”, un parásito social
menos. Imagino que eso deben pensar los fornidos agentes de la policía de la
Ciudad de Nueva York cuando hacen esas heróicas acciones. Estoy de acuerdo con
que es peligroso que un hombre drogado vaya con un cuchillo por la calle pero
no estoy de acuerdo con que lo maten disparando 15 veces. ¿En serio 8 agentes
no pueden reducir a un joven? La verdad querido diario es que es cierto, penoso
pero cierto. No pueden reducir a un delincuente entre 8 porque están obesos. No
tienen una buena forma física y a menudo te los encuentras dentro de su coche
de policía comiendo una grasienta hamburguesa mientras sudan como pollos y es
realmente asqueroso. Al no tener una
buena forma física es normal que no tengan más arma para reducir a un delincuente
que la pistola, ya que las balas corren más que ellos y es un éxito seguro.
Estoy convencida que cuando matan a un homeless les dan hasta una medalla. Lo
único que pasa es que yo veo que lo que tienen es sed de sangre, son
sanguinarios e incluso me atrevería a decir que con un componente psicopático
porque no me parece ni medio normal. La inteligencia y buscar soluciones
alternativas tampoco parecen ser su fuerte, porque yo pienso que ya que no
tienen más remedio que disparar por que sus cuerpos no dan para más, ¿Por qué no
le disparan en una pierna? Así cae al suelo, es más fácil reducirle y no acaban
con su vida. Pero no, eso no es lo que haría un buen agente de la ley…
A este hecho se suman en este mismo mes otros dos. Otro
suceso fue también en Nueva York en el Empire State cuando un hombre fue con su
arma y asesinó a las 9 de la mañana a su ex compañero de trabajo. El eficiente
cuerpo de policía en su intento por acabar con el asesino abrió fuego y entre
que le daban y no, hirieron a 9 personas más, que por supuesto no tenían nada
que ver ni culpa de estar por allí. Unos daños colaterales que imagino que
serán normales para ellos ya que ha sido por una buena causa, la muerte de un
asesino.
El otro hecho ha sido algo más espeluznante y no ha sido en
Nueva York sino en Michigan, donde la policía se toma, si cabe, más en serio su
trabajo de asesinos a sueldo. El
ajusticiado era un enfermo mental que vivía en la calle, se llamaba Milton. Su
crimen fue amenazar a la policía. Los 6 agentes que participaron en el suceso
(solamente 6) afirmaron que Milton tenía una actitud desafiante, y lo más
fuerte de todo es que PENSABAN que tenía un cuchillo. Es decir, PENSABAN,
CREÍAN, ni siquiera lo habían comprobado. Pero …. Eso que más da? Milton vivía
en la calle y no tenía derecho a vivir ya que era una lacra social. ¿Qué
hicieron estos 6 seres? Y los califico como seres porque sé que respiran, nada
más. Pues nada, solo le dispararon hasta 46 veces para asegurarse, claro está,
de que no salía vivo de su hazaña. Nadie se mete con la policía de los Estados
Unidos de América. Y bien…. Esto es normal, y debo entenderlo así, ¿no?
Pues me niego a entender que se hagan este tipo de
barbaridades, me niego a justificar la actuación de la policía y me niego a pensar
que lo hacen por nuestra seguridad y no para satisfacer su psicopatía y
violencia incontrolada.
Y esto es solamente de lo que nos enteramos, hay montones de
crímenes más que no salen a la luz.
Pues sí querido diario, así se las gastan aquí. La policía solo
sirve para matar y para posar en las fotos, porque eso sí, si tienes un
problema con un taxista y llamas a un agente lo que te dicen es: Oh lo siento,
no podemos hacer nada, tiene usted razón pero nosotros no podemos intervenir. Sin
embargo si paseas por Times Square y les pides una foto con ellos y con el
coche de poli es “súper guay” porque se ponen en la foto y posan. Se ven a sí mismos
como una atracción turística y hasta se gustan.
Sinceramente, de vergüenza.
Acostúmbrate querido diario, porque no solo te voy a contar
cosas agradables y simpáticas, esta es la vida real y como tal tiene sus cosas
buenas y sus cosas malas.
Menos mal que siempre me quedarán el parque y las ardillas.
Son algunas de las cosas buenas de esta ciudad. Ellas siempre con ganas de
juguetear. La otra tarde fui paseando a
un parque y me senté en un banco. Llevaba una bolsa de almendras y se me acercó
una ardilla al escuchar el ruido de la bolsa. Le di una almendra. Debió
gustarle mucho porque volvió a por más, y volvió acompañada por sus amigas, las
cuales se me subieron por la espalda y me pedían con su manita. Una de ellas,
la más lista de su clase, se dio cuenta que las almendras salían de la bolsa
por lo que me la quiso quitar. Tienen fuerza!!
Ya ves, yo, forcejeando con una ardilla por una bolsa de almendras. Al
menos es una experiencia más agradable.
Bueno querido diario, volveré a contarte mis penas y mis
alegrías, espero que solo sean alegrías la próxima vez.
Debo decirte que me encanta la cabecera de tu blog... es muy tú ;)
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