martes, 15 de mayo de 2012

Siempre que haya flores...


Querido  Diario:
Hoy llueve, hoy es un día perfecto para sentarse ante la ventana y escribir un poco sobre estos días atrás.
Hoy no me apetece salir, más bien quedarme en casa leyendo, hay dos libros que estoy acabando y no sé cual me gusta más… Aquí se está bien, con la música de fondo y pensando sobre este mes que llevo aquí.
La verdad es que en un mes han pasado muchas cosas, he visto muchos sitios y me he sorprendido muchas veces.
Pero hoy llueve, cuando podía hacer sol y podría ir a algún parque como a mí me gusta, y leer allí alguno de esos dos libros que estoy leyendo. Esto me recuerda que la semana pasada estuve toda la tarde en Battery Park. Qué sitio más bonito querido diario! Qué sitio! Es que me encantó a pesar de que el día estaba gris y medio nubladillo pero me gustaron sus flores, a veces me encantaría captar con el objetivo de mi cámara lo que mis ojos captan con su retina exactamente igual. Por muchas fotos que te enseñe nunca va a ser igual que la forma en que yo lo percibí. Había ardillas, mucho verde, y una vista maravillosa de la estatua de la libertad, La Dama… La verdad es que cuando me senté en el banco a contemplar esa vista me quedé un rato embobada.  No podía creerme que tuviera frente a mí el símbolo de América, la imagen que he visto tantas veces en tantos sitios. Fue increíble, me sentí bien.
Luego decidí que tras eso, ya estaba todo visto ese día. No quería ver nada más. Debía irme a casa. Y me fui andando desde el punto más al sur de Manhattan hasta la calle 50. Pensé que sería más, no es que el paseo me pareciera corto pero tampoco se me hizo tan largo como creía. Quizá por que viendo tantas cosas a mi paso el tiempo vuela…
Esos paseos me dan tiempo para pensar y reflexionar sobre tantos cambios en tan poco tiempo.
El fin de semana pasado  mi cuerpo me pedía un poco de “junk food” así que…¿porqué no darle ese caprichito al cuerpo? Me comí una hamburguesa grasienta y con patatas de la misma calidad. Debo decir que aunque no es mi dieta diaria me sentó tan bien… Luego pasé la tarde tumbada en el verde y mullido césped que recubre Central Park, mirando el cielo. No había ninguna nube solo azul. La temperatura era perfecta. La banda sonora era el griterío de los niños pequeños que jugaban a mi alrededor. Y yo…feliz!
Querido diario ¿Sabes que hay veces que la luna se ve más grande? O al menos eso dicen. Al parecer se debe a su proximidad con la Tierra y sucede algunas veces. Ese fin de semana estaba pasando y quería ver la Luna bien. ¿Sabes que hice? Subí a lo más alto para poder saludarla. Subí al Empire State. La ciudad se ve tan diferente desde allí arriba… aunque debo decir una cosa, y es que más bonita que la Luna en sí, me parecío la imagen de ella reflejada en el Hudson. La cámara nunca podrá hacerle justicia a cómo lo vieron mis ojos, siempre me pasa igual.
Este fin de semana había que cambiar de tercio y por fin he conocido Brooklyn. Ha sido un paseo bastante chulo el cruzar el puente y verlo todo ante tus ojos, el río, los demás puentes, la vista del Puente de Brooklyn en sí misma desde dentro, a la derecha los rascacielos, al fondo la estatua de la Libertad, a la izquierda Brooklyn y el parque que bordea esa parte de la costa… la verdad es que el día también volvía a acompañar, sol y cielo azul. Un día inolvidable que espero repetir más veces. Además querido diario las flores nunca me faltan en ningún sitio de esta ciudad así que donde hay flores hay alegría ¿Tú que dices?
¿Sabes? No ha parado de llover aún y la lluvia hace ruido en los cristales. Espero que este tiempo no dure mucho más, ya sabes cuanto me gusta el sol.
Bueno pues ya nos veremos, no sé si pronto o si tardaré un poco más de la cuenta, tú por si acaso espérame ahí como siempre ¿vale?
Gracias
Adios
Bueno… hasta la próxima

martes, 1 de mayo de 2012

ya van 20 días...


Querido Diario;
Van pasando los días, ya van 20 y las cosas siguen su curso poco a poco como es normal.
Ya voy entendiendo mejor la manera de vivir de aquí, aunque mientras mejor lo entiendo más siento que me queda por aprender. Lo mismo me pasa con la geografía, mientras más sitios descubro, más barrios, más rincones y más paisajes, más cuenta me voy dando de lo inmenso que es esto y de lo mucho que me queda por conocer y disfrutar.
El otro día mientras caminaba hacia Union Square me crucé con varios budistas, con sus túnicas naranjas y sus sandalias de cuero y también con un grupo de monjitas vestidas igual que la Madre Teresa de Calcuta. Por mucho que lo haya visto antes por la tele o en fotos, verlos de cerca no sé por qué pero me impresionaba bastante.
Es curioso porque no siento especialmente ese sentimiento de desarraigo de mi país, quizás porque sé que algún día volveré, quizás por las tecnologías de la información y comunicación que te permiten mantenerte  “cerca” de la gente que quieres  y poder hablar con ellos por teléfono o por internet en cualquier momento, siempre que los husos horarios lo permitan. Pero no deja de ser curioso, hay una parte de mí que no se siente desplazada, pero sólo una parte.
Hablando con mi madre la otra noche le contaba donde estaba el apartamento donde estoy viviendo ahora, le decía que estaba lindando con Broadway, a pocos metros de Times Square y muy muy cerca de Rockefeller Center. “¿Y tienes cerca todo eso?” me preguntaba asombrada. Lo cierto y verdad es que vivas donde vivas aquí, es fácil estar cerca de cualquier cosa más o menos importante, cualquier monumento o edificio más o menos emblemático, cualquier parque más o menos grande, o cualquier escenario más o menos conocido salido de alguna película.
Es muy gracioso, querido diario, cuando pienso la primera vez que fui al supermercado y me encontré con un pasillo de medicinas, ibuprofenos y demás… aquí las medicinas se venden en los supermarkets y en la pharmacy te venden los productos de limpieza de la casa, las bayetas y todas esas cosas. Es todo tan distinto…
Ayer me desperté con ganas de andar mucho y decidí salir sin rumbo a ver donde terminaba, al salir de casa tomé Broadway y cuando había andado 5 calles casi me tropiezo con una chica joven con gafas de sol enormes acompañada de una amiga y una molesta nube de fotógrafos y paparazzis que la perseguían, a saber quien sería, no me conozco a los famosillos de aquí, con los de España tengo suficiente. Lo gracioso es que dos calles más adelante otra famosa o famosilla estaba como inaugurando una tienda que no me fijé de qué era. Le estaban entrevistando en la puerta mientras otros grababan y otros hacían fotos y ella parecía encantada de conocerse. He decidido que no cogeré más por Broadway cuando quiera disfrutar de mi paseo, apenas se puede andar con tantísima gente a ciertas horas del día y ya ni te cuento si te encuentras con estas cosas.
Lo que realmente me gusta es parar y observar, si es en algún sitio sentada al sol mejor, pero me parece importante esto de pararse relajadamente y observar aquello que te rodea sin evaluarlo demasiado, solo observar. Observar a aquella babysitter oriental que pasea a dos niños rubios mientras se va tomando un café tamaño familiar, observar a aquella ejecutiva que va perfectamente vestida con su traje de chaqueta de Armani, su peinado impecable y unos NIKE de footing y al llegar a la puerta de su trabajo se calza allí mismo unos stilettos negros de tacón imposible u observar  tras la ventana a alguna pareja desayunando en un café un super desayuno neoyorkino en el cual van incluídos 3 gofres del tamaño de un ladrillo para cada uno. Ay querido diario, todavía no he visto gofres pequeños, que tiene que haberlos, pero aquí los que he visto siempre tienen este mismo gigantesco tamaño, es impresionante que vuelvan a tener hambre ese mismo día no te parece?
Hoy me acostaré pronto, estoy algo cansada. Me despido de ti hasta la próxima vez…