domingo, 12 de agosto de 2012

La Naturaleza se abre paso


Querido Diario, te tengo totalmente abandonado pero Nueva York en verano me vuelve muy perezosa.  De todas formas, sé que no es excusa.
El clima aquí en verano es muy extraño para mí. Hace un calor asfixiante y no tanto por los grados, que normalmente van de 28 a 34 y yo estoy acostumbrada a más en verano. El problema es la humedad que acompaña a esta temperatura. Cuando sales de casa y andas 10 minutos ya notas la espalda mojada. Nunca he sudado tan rápido como aquí y todo es por la humedad. Esto hace que el calor sea más insoportable de lo que estoy acostumbrada. Aparte es desagradable por lo que a veces prefiero la soledad de mi casa con una película o un libro y el aire acondicionado, y esto, es la gloria máxima!!
Otra cosa que me ha llamado la atención de aquí en cuanto al clima son las tormentas de verano. Recuerdo algún verano en mi playa andaluza cuando un día de pronto llovía y era como una cosa extremadamente especial que pasaba una vez cada 2 o 3 años. Aquí hay tormenta algún día o varios cada semana. Aunque a lo mejor se pasa una semana sin lluvia, pero vamos no es común. Y aunque llueva, hace calor igualmente…
La lluvia es otro tema aparte.  No sé si al resto de la humanidad neoyorkina le pasa como a mí pero cuando tienes que salir y llueve, da igual que lleves paraguas, a efectos prácticos es lo mismo ir o no, cubierta con tu umbrela. Yo siempre acabo chorreando y es que, analizándolo bien, que he tenido muchas ocasiones,  he llegado a la conclusión de que pasa como en la película de Forest Gump, que el agua cae de todos sitios, especialmente de los lados. Lo único que no me mojo son los pies porque me he comprado unas botas de agua.  Y otra cosa digna de mención es que los coches pasan corriendo, pisando los charcos y mojando a la gente que está en las aceras esperando a que el semáforo de luz verde para pasar. Debe ser algo característico…
Cambiando de tercio, ¿has visto alguna vez las calles de Nueva York desérticas? ¿no? Pues mira que foto. Así se ven las calles a las 5.45 de la mañana. Es una pasada.
Nueva York está ahora lleno de turistas. Hay montones de españoles  por las calles. Me siento como en casa. Es divertido escucharles cómo alucinan con los letreros de las calles, con los semáforos, con los carritos de comida ambulante, con todo… igual que yo en su día cuando llegué. Los escuchas diciendo:  “Mira que chulo!! Donde pone 34 st, hazme una foto ahí!!” 
A mí lo que me gusta es irme a las calles temáticas como yo las llamo. Aquí hay calles y calles donde solo hay comercios de un tema concreto. Por ejemplo hay una calle que se extiende bastante donde solo hay tiendas de esas que venden bolitas y abalorios para hacer tus propios collares, pendientes, pulseras o lo que se te ocurra. Son tiendas enormes que tienen de todo. No ocupan la calle entera porque aquí las calles son muy muy largas, pero si varios tramos. Luego hay otra calle dedicada a los comercios de plantas y flores, donde venden semillas, plantas, mantillo y accesorios. Y lo mismo te venden una planta que te la alquilan por meses (cosa curiosa para mí). Hay otra calle solo de tiendas de origen hindú de vestidos de fiesta donde abundan drapeados y pedrerías.  Otra calle donde solo hay tiendas de pelucas, postizos, moños  y extensiones y muy baratas. En fin… y así todo. Y estas son mis calles favoritas de Nueva York, sobre todo porque son muy entretenidas.
Vivir aquí es tener la impresión de que la gente no descansa nunca. Siempre está todo abierto, muchos supermercados abren hasta las 12 y hay gente que sale de trabajar en un sitio y se mete en otro, una locura. Hay un supermercado que por cierto está muy bien y abre a las 6 de la mañana y cierra a la 1 de la madrugada.  No es que todos los sitios estén siempre abiertos pero sí es verdad que cierran más tarde que en España y si vas buscando algo lo encuentras porque si un restaurante por ejemplo ya ha cerrado hay otros tantos que los encuentras abiertos.
Anoche estaba cenando en un thai. La camarera se acercó y nos comentó que la cocina cerraba en 5 minutos por si queríamos pedir algo más. Le dijimos que no y se fue. Al cabo del cuarto de hora un grupo de 10 personas entraban en el restaurante y pensé: “ya verás que rápido abren la cocina”. Así fue. Luego entró un grupo de 6 personas y otro de 5 personas más. Aquí se dice: Business is business. Y es así, el negocio es el negocio y el dinero, dinero es…
Y Para finalizar, Querido Diario, te contaré que el otro día me fui a dar un paseo por el Upper West Side, por la acera de Central Park hacia arriba. A la derecha ves el parque y a la izquierda la calle por donde pasan los coches y la hilera de edificios. Siempre me fijo en las flores pero menos en los árboles. Las raíces de los árboles habían crecido tanto que sobresalían por el adoquinado y me asombró ver como las raíces habían ido integrando los adoquines a su estructura como piezas de puzle que ensamblan perfectamente. Se habían acomodado a la perfección; envolviendo con sus raíces a los trozos de piedra, y convivían como si toda la vida hubieran formado parte el uno de la otra.
Siempre, siempre, la Naturaleza se abre paso…