lunes, 3 de septiembre de 2012

Balas sobre Broadway


Querido diario;
Es verdad que siempre te cuento cosas agradables y divertidas de mi día a día en Nueva York. Pero debes saber que los buenos amigos están para lo bueno y para lo malo así que hoy te toca escucharme.
Y es que como gran urbe que es, Nueva York tiene también su lado menos agradable. Aquí vive mucha gente y es imposible que todo el mundo sea encantador. De todas  formas creo que voy a dejar los modales para otro momento y te voy a hablar sinceramente. Hay cosas que no lograré entender nunca jamás. Y la mentalidad americana tiene cosas que no solo no comparto sino que repudio totalmente. Una de esas cosas es el uso de las armas. Es cierto que no todo el mundo está a favor pero si mucha gente y aunque en Nueva York este tema está más regulado no deja de ser peligroso.
Sinceramente querido diario, nunca pensé decir esto pero tengo miedo de la policía. Sí, como lo oyes. Aquí la policía en vez de transmitirme seguridad me da pavor.
Hace unas semanas, a 5 minutos de mi casa, un joven se dedicó a pasear por Times Square cuchillo en mano. Dicen que siempre estaba fumando marihuana y que vivía en la calle, de la caridad de la gente. La verdad es que el hecho es desconcertante, yo me hubiera ido corriendo si veo algo así. Pero ahora viene lo fuerte. La policía fue tras él y le insistió en que soltara el cuchillo. El joven parecía estar vacilándoles y se negaba a soltarlo mientras continuaba andando por Times Square y Broadway. A la vista de que no quería soltarlo y les estaba vacilando; y dado el grave peligro que entrañaba la situación, los 8 agentes que le seguían de cerca decidieron dispararle para evitar males mayores. Consecuencia: 15 tiros y el hombre por supuesto muerto. Fuera peligro, fuera “yonki”, un parásito social menos. Imagino que eso deben pensar los fornidos agentes de la policía de la Ciudad de Nueva York cuando hacen esas heróicas acciones. Estoy de acuerdo con que es peligroso que un hombre drogado vaya con un cuchillo por la calle pero no estoy de acuerdo con que lo maten disparando 15 veces. ¿En serio 8 agentes no pueden reducir a un joven? La verdad querido diario es que es cierto, penoso pero cierto. No pueden reducir a un delincuente entre 8 porque están obesos. No tienen una buena forma física y a menudo te los encuentras dentro de su coche de policía comiendo una grasienta hamburguesa mientras sudan como pollos y es realmente asqueroso.  Al no tener una buena forma física es normal que no tengan más arma para reducir a un delincuente que la pistola, ya que las balas corren más que ellos y es un éxito seguro. Estoy convencida que cuando matan a un homeless les dan hasta una medalla. Lo único que pasa es que yo veo que lo que tienen es sed de sangre, son sanguinarios e incluso me atrevería a decir que con un componente psicopático porque no me parece ni medio normal. La inteligencia y buscar soluciones alternativas tampoco parecen ser su fuerte, porque yo pienso que ya que no tienen más remedio que disparar por que sus cuerpos no dan para más, ¿Por qué no le disparan en una pierna? Así cae al suelo, es más fácil reducirle y no acaban con su vida. Pero no, eso no es lo que haría un buen agente de la ley…
A este hecho se suman en este mismo mes otros dos. Otro suceso fue también en Nueva York en el Empire State cuando un hombre fue con su arma y asesinó a las 9 de la mañana a su ex compañero de trabajo. El eficiente cuerpo de policía en su intento por acabar con el asesino abrió fuego y entre que le daban y no, hirieron a 9 personas más, que por supuesto no tenían nada que ver ni culpa de estar por allí. Unos daños colaterales que imagino que serán normales para ellos ya que ha sido por una buena causa, la muerte de un asesino.
El otro hecho ha sido algo más espeluznante y no ha sido en Nueva York sino en Michigan, donde la policía se toma, si cabe, más en serio su trabajo de asesinos a sueldo.   El ajusticiado era un enfermo mental que vivía en la calle, se llamaba Milton. Su crimen fue amenazar a la policía. Los 6 agentes que participaron en el suceso (solamente 6) afirmaron que Milton tenía una actitud desafiante, y lo más fuerte de todo es que PENSABAN que tenía un cuchillo. Es decir, PENSABAN, CREÍAN, ni siquiera lo habían comprobado. Pero …. Eso que más da? Milton vivía en la calle y no tenía derecho a vivir ya que era una lacra social. ¿Qué hicieron estos 6 seres? Y los califico como seres porque sé que respiran, nada más. Pues nada, solo le dispararon hasta 46 veces para asegurarse, claro está, de que no salía vivo de su hazaña. Nadie se mete con la policía de los Estados Unidos de América. Y bien…. Esto es normal, y debo entenderlo así, ¿no?
Pues me niego a entender que se hagan este tipo de barbaridades, me niego a justificar la actuación de la policía y me niego a pensar que lo hacen por nuestra seguridad y no para satisfacer su psicopatía y violencia incontrolada.
Y esto es solamente de lo que nos enteramos, hay montones de crímenes más que no salen a la luz.
Pues sí querido diario, así se las gastan aquí. La policía solo sirve para matar y para posar en las fotos, porque eso sí, si tienes un problema con un taxista y llamas a un agente lo que te dicen es: Oh lo siento, no podemos hacer nada, tiene usted razón pero nosotros no podemos intervenir. Sin embargo si paseas por Times Square y les pides una foto con ellos y con el coche de poli es “súper guay” porque se ponen en la foto y posan. Se ven a sí mismos como una atracción turística y hasta se gustan.
Sinceramente, de vergüenza.
Acostúmbrate querido diario, porque no solo te voy a contar cosas agradables y simpáticas, esta es la vida real y como tal tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Menos mal que siempre me quedarán el parque y las ardillas. Son algunas de las cosas buenas de esta ciudad. Ellas siempre con ganas de juguetear.  La otra tarde fui paseando a un parque y me senté en un banco. Llevaba una bolsa de almendras y se me acercó una ardilla al escuchar el ruido de la bolsa. Le di una almendra. Debió gustarle mucho porque volvió a por más, y volvió acompañada por sus amigas, las cuales se me subieron por la espalda y me pedían con su manita. Una de ellas, la más lista de su clase, se dio cuenta que las almendras salían de la bolsa por lo que me la quiso quitar. Tienen fuerza!!  Ya ves, yo, forcejeando con una ardilla por una bolsa de almendras. Al menos es una experiencia más agradable.

Bueno querido diario, volveré a contarte mis penas y mis alegrías, espero que solo sean alegrías la próxima vez.